Frente al espejo, la primera misión es levantar las cejas lo máximo posible. 

Levantar las cejas y abrir la boca al mismo tiempo -como una 'carita de sorpresa'-, arrugar la nariz, como si olieras 'ese' mal olor, y regalar una 'sonrisita tímida', con los labios juntos, son lo siguiente pasos.

Para finalizar la serie, piensa en algo muy, muy feliz.

Y sonríe para mostrar los dientes.

Quizás lo hayas imaginado, pero esto está lejos de ser una guía de 'cara y boca' para la cuarentena.

La secuencia forma parte de un conjunto de “ejercicios de mímica facial” sugeridos a hombres y mujeres que profesionales del Instituto Santos Dumont (ISD) acompañan -actualmente 'a distancia'- en el Parkinson.

El Centro Anita Garibaldi de Educación e Investigación para la Salud del ISD, actúa como Centro de Rehabilitación (CER III) desde 2017 y es referencia en el Sistema Único de Salud (SUS).

En el trabajo participan un neurólogo y profesionales de fisioterapia, psicología, neuropsicología, logopedia, terapia ocupacional y estudiantes de la Residencia Multidisciplinaria en Atención a la Salud de Personas con Discapacidad. El Instituto también cuenta con fisioterapia pélvica, vejiga neurogénica y urólogo. 

La clínica atiende a unos 57 pacientes. Brinda consultas individuales y grupales multiterapéuticas que, con la necesidad de aislamiento derivada de la pandemia, se han realizado por teléfono y mediante una aplicación de celular.

“Estamos en teleservicio con varios usuarios y familiares en un grupo multidisciplinario que se realiza los jueves. Abarca diversos temas, como pautas de ejercicios físicos, logopedia, reflexiones sobre la salud mental, ejercicios cognitivos para mantener la mente activa e información de educación para la salud, incluyendo cómo utilizar el arte para expresar cómo están viviendo el periodo de confinamiento y cómo identificarse. y no compartir información falsa”, describe la neuropsicóloga Joísa Araújo.

Entre las estrategias difundidas al grupo se encuentran estrategias que incentivan el cuidado de la salud mental y la difusión de información que refuerce la importancia de una rutina en la que se duerma bien, se lleve una alimentación saludable y se interactúe con la familia -en persona o a distancia, para reducir la ansiedad-. . Diferentes ejercicios, entre ellos la mímica facial, también se consideran fundamentales para mantener al día la rehabilitación, según la logopeda y preceptora multidisciplinaria del ISD, Marília Pinheiro.

Fortalecimiento de los músculos

Los ejercicios de mímica facial sirven para fortalecer los músculos faciales y forman parte de una serie de pautas proporcionadas por el equipo de atención remota.

Las ilustraciones se encuentran entre las estrategias utilizadas para captar mensajes. Haga clic en las imágenes a continuación para ampliar las que se produjeron.

Orientación profesional

“Los ejercicios de mímica facial ayudan a fortalecer los músculos faciales, como los labios, la lengua y las mejillas. Cualquier persona puede realizarlo, siempre que cuente con la orientación de un logopeda profesional para comprender la demanda y orientar los ejercicios a los músculos comprometidos”, dice Marília.

Explica que estos ejercicios generalmente están dirigidos a personas mayores o que se están recuperando de una condición neurológica, “ya que los trastornos musculares causados por trastornos neurológicos o como consecuencia del envejecimiento pueden provocar debilidad de los músculos faciales”. 

En la enfermedad de Parkinson, los individuos experimentan rigidez de los músculos faciales, lo que compromete las funciones del habla, la masticación y la deglución. Así, las personas con esta afección tienen dificultad para articular el habla; cansancio y masticación ineficaz, así como dificultad para tragar los alimentos. Es en estos aspectos – añade el logopeda – donde la mímica facial ayuda.

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es una patología cuyos signos y síntomas neurológicos afectan los movimientos corporales y pueden incluir, por ejemplo, temblores, rigidez muscular, desequilibrio y cambios en el habla. La enfermedad es de naturaleza degenerativa y también puede causar disminución del sentido del olfato, estreñimiento, vejiga neurogénica, cambios cognitivos y depresión.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 1% de la población mayor de 65 años es portador de la enfermedad y la aparición de los síntomas motores suele producirse alrededor de los 60 años. 

En un estudio epidemiológico realizado en Natal/RN en 2016, se identificó una mayor frecuencia de personas con la enfermedad en el grupo de edad entre 70 y 79 años, la mayoría de los cuales eran hombres.