Día Internacional de la Discalculia: aprende sobre este trastorno específico del aprendizaje asociado a los números

Publicado en 3 de marzo de 2023

La identificación de la discalculia llegó tarde para Larissa Pessoa, psicóloga y residente de la Residencia Multiprofesional en Atención a la Salud de Personas con Discapacidad (RESPCD) del Instituto Santos Dumont (ISD). Diagnosticada a los 16 años, Larissa reflexiona sobre sus dificultades durante el período en el que desconocía la existencia del trastorno. En la escuela, por ejemplo, era buena en literatura, historia, geografía y ciencias (todo lo que, según ella, implicaba la menor cantidad posible de matemáticas), pero estaba constantemente sometida a la sensación de que no se estaba esforzando lo suficiente y su Las dificultades fueron interpretadas como una falta de compromiso. 

 

El 3 de marzo se celebra el Día Internacional de la Discalculia, un trastorno específico del aprendizaje que se caracteriza principalmente por una dificultad persistente en el procesamiento numérico, los cálculos básicos y el razonamiento lógico.

 

“Intenté a toda costa ser bueno en cálculos y matemáticas y no pude. Sólo después del diagnóstico entendí que era una calle de doble sentido y que no era sólo yo quien tenía que construir esto. A partir de ahí, junto con la psicóloga, comencé el proceso de sensibilización a mis padres para buscar seguimiento, valoración neuropsicológica, que fue un proceso muy difícil, pero funcionó”, dice la residente. 

 

Larissa refuerza que las dificultades, en el momento del diagnóstico, no se limitaban al aula, sino que se mezclaban con todas las actividades del día a día. Por ejemplo, hubo momentos comunes en los que se lastimó porque no tenía idea del espacio, o se perdió porque no tenía idea de la secuencia de los lugares por los que pasó. 

 

Actualmente, la residente destaca que experimenta muchas menos dificultades en estos aspectos, y que el diagnóstico y posterior implementación de estrategias permiten el acceso a diversos espacios y facilitan su adaptación en la sociedad. 

 

“El diagnóstico cambió mi vida, porque tuve acceso al conocimiento de darme cuenta de que soy diferente y que eso no me hace más pequeño: me llena de potencial y algunas debilidades también, como a todos. Gané una lucha, pero también gané amigos, colegas y compañeros en la lucha por la inclusión”, señala Larissa. 

 

Actualmente, Larissa trabaja en redes sociales en un perfil orientado a ser un “cuaderno de bitácora”, narrando la experiencia de una persona con discalculia, buscando informar, compartir dificultades, estrategias y logros. 

 

El diagnóstico y el seguimiento son esenciales

La discalculia se clasifica en la categoría de trastorno específico del aprendizaje porque no es sólo una dificultad en matemáticas, sino algo persistente, es decir, que acompaña a la persona diagnosticada durante toda su vida. La preceptora neuropsicóloga Caroline Leôncio, del ISD, explica cómo se identifica la discalculia y qué actitudes y estrategias se pueden trabajar en la rutina de la persona diagnosticada con el trastorno.

 

Los signos de la discalculia se pueden notar desde edades tempranas, siendo la escuela el mayor lugar de evidencia de que puede aparecer este trastorno, ya que requiere con mayor frecuencia conocimientos matemáticos por parte de niños y adolescentes. Sin embargo, esta percepción no necesariamente facilita un diagnóstico.

 

“La discalculia todavía es muy poco conocida entre otros trastornos del aprendizaje. Además, hay un factor cultural que involucra a las matemáticas en las escuelas, que es verlas como un 'villano', por lo que los niños terminan alejándose naturalmente de este tema”, explica el profesional. 

 

Al igual que otros trastornos del desarrollo neurológico, la discalculia no tiene marcadores biológicos y el diagnóstico es esencialmente clínico, impulsado por criterios conductuales y de exclusión. Por ejemplo, hay que descartar la posibilidad de que la dificultad con las matemáticas esté relacionada con el método educativo, la falta de asistencia o la presencia de discapacidad intelectual o sensorial en el niño. 

 

Intervención multidisciplinar

Según la neuropsicóloga Caroline Leôncio, no existe cura para la discalculia, pero la evaluación neuropsicológica combinada con la evaluación multidisciplinar con un pedagogo son fundamentales para mejorar la calidad de vida y la inclusión social de las personas diagnosticadas con el trastorno. 

 

Algunos de los ejemplos de estrategias y adaptaciones curriculares que se pueden adoptar, en trabajo conjunto con el equipo escolar, son la inserción de textos y otros recursos no numéricos, siempre que sea posible, ajustes en la presentación de gráficos y números, y la inserción de materiales visuales, entre muchas posibilidades.

 

El neuropsicólogo refuerza que formar a los profesionales de la educación y a las personas de su entorno para afrontar los trastornos del neurodesarrollo y, en función de los signos tempranos, ser capaces de identificarlos y derivarlos adecuadamente es uno de los pasos para lograr una mayor visibilidad del trastorno.

 

El tratamiento, según Caroline, varía de persona a persona, ya que cada persona tiene diferentes potencialidades y necesidades. “Es importante un plan de intervención individualizado, que considere el potencial cognitivo, los intereses y las necesidades de cada persona, además de factores culturales, sociales y emocionales. Es necesario comprender las fortalezas en el funcionamiento neuropsicológico de cada sujeto, para poder proponer estrategias que compensen y minimicen las dificultades”, concluye el profesional.

 

Texto: Naomi Lamarck / Ascom – ISD

Foto: Naomi Lamarck / Ascom-ISD

Consultoría de comunicación
comunicacao@isd.org.br
(84) 99416-1880

Instituto Santos Dumont (ISD)

Es una Organización Social vinculada al Ministerio de Educación (MEC) y engloba al Instituto Internacional de Neurociencia Edmond y Lily Safra y al Centro de Educación e Investigación en Salud Anita Garibaldi, ambos en Macaíba. La misión del ISD es promover la educación para la vida, formando ciudadanos a través de acciones integradas de enseñanza, investigación y extensión, además de contribuir para una transformación más justa y humana de la realidad social brasileña.

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El 3 de marzo se celebra el Día Internacional de la Discalculia, un trastorno específico del aprendizaje que se caracteriza principalmente por una dificultad persistente en el procesamiento numérico, los cálculos básicos y el razonamiento lógico.

 

“Intenté a toda costa ser bueno en cálculos y matemáticas y no pude. Sólo después del diagnóstico entendí que era una calle de doble sentido y que no era sólo yo quien tenía que construir esto. A partir de ahí, junto con la psicóloga, comencé el proceso de sensibilización a mis padres para buscar seguimiento, valoración neuropsicológica, que fue un proceso muy difícil, pero funcionó”, dice la residente. 

 

Larissa refuerza que las dificultades, en el momento del diagnóstico, no se limitaban al aula, sino que se mezclaban con todas las actividades del día a día. Por ejemplo, hubo momentos comunes en los que se lastimó porque no tenía idea del espacio, o se perdió porque no tenía idea de la secuencia de los lugares por los que pasó. 

 

Actualmente, la residente destaca que experimenta muchas menos dificultades en estos aspectos, y que el diagnóstico y posterior implementación de estrategias permiten el acceso a diversos espacios y facilitan su adaptación en la sociedad. 

 

“El diagnóstico cambió mi vida, porque tuve acceso al conocimiento de darme cuenta de que soy diferente y que eso no me hace más pequeño: me llena de potencial y algunas debilidades también, como a todos. Gané una lucha, pero también gané amigos, colegas y compañeros en la lucha por la inclusión”, señala Larissa. 

 

Actualmente, Larissa trabaja en redes sociales en un perfil orientado a ser un “cuaderno de bitácora”, narrando la experiencia de una persona con discalculia, buscando informar, compartir dificultades, estrategias y logros. 

 

El diagnóstico y el seguimiento son esenciales

La discalculia se clasifica en la categoría de trastorno específico del aprendizaje porque no es sólo una dificultad en matemáticas, sino algo persistente, es decir, que acompaña a la persona diagnosticada durante toda su vida. La preceptora neuropsicóloga Caroline Leôncio, del ISD, explica cómo se identifica la discalculia y qué actitudes y estrategias se pueden trabajar en la rutina de la persona diagnosticada con el trastorno.

 

Los signos de la discalculia se pueden notar desde edades tempranas, siendo la escuela el mayor lugar de evidencia de que puede aparecer este trastorno, ya que requiere con mayor frecuencia conocimientos matemáticos por parte de niños y adolescentes. Sin embargo, esta percepción no necesariamente facilita un diagnóstico.

 

“La discalculia todavía es muy poco conocida entre otros trastornos del aprendizaje. Además, hay un factor cultural que involucra a las matemáticas en las escuelas, que es verlas como un 'villano', por lo que los niños terminan alejándose naturalmente de este tema”, explica el profesional. 

 

Al igual que otros trastornos del desarrollo neurológico, la discalculia no tiene marcadores biológicos y el diagnóstico es esencialmente clínico, impulsado por criterios conductuales y de exclusión. Por ejemplo, hay que descartar la posibilidad de que la dificultad con las matemáticas esté relacionada con el método educativo, la falta de asistencia o la presencia de discapacidad intelectual o sensorial en el niño. 

 

Intervención multidisciplinar

Según la neuropsicóloga Caroline Leôncio, no existe cura para la discalculia, pero la evaluación neuropsicológica combinada con la evaluación multidisciplinar con un pedagogo son fundamentales para mejorar la calidad de vida y la inclusión social de las personas diagnosticadas con el trastorno. 

 

Algunos de los ejemplos de estrategias y adaptaciones curriculares que se pueden adoptar, en trabajo conjunto con el equipo escolar, son la inserción de textos y otros recursos no numéricos, siempre que sea posible, ajustes en la presentación de gráficos y números, y la inserción de materiales visuales, entre muchas posibilidades.

 

El neuropsicólogo refuerza que formar a los profesionales de la educación y a las personas de su entorno para afrontar los trastornos del neurodesarrollo y, en función de los signos tempranos, ser capaces de identificarlos y derivarlos adecuadamente es uno de los pasos para lograr una mayor visibilidad del trastorno.

 

El tratamiento, según Caroline, varía de persona a persona, ya que cada persona tiene diferentes potencialidades y necesidades. “Es importante un plan de intervención individualizado, que considere el potencial cognitivo, los intereses y las necesidades de cada persona, además de factores culturales, sociales y emocionales. Es necesario comprender las fortalezas en el funcionamiento neuropsicológico de cada sujeto, para poder proponer estrategias que compensen y minimicen las dificultades”, concluye el profesional.

 

Texto: Naomi Lamarck / Ascom – ISD

Foto: Naomi Lamarck / Ascom-ISD

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Instituto Santos Dumont (ISD)

Es una Organización Social vinculada al Ministerio de Educación (MEC) y engloba al Instituto Internacional de Neurociencia Edmond y Lily Safra y al Centro de Educación e Investigación en Salud Anita Garibaldi, ambos en Macaíba. La misión del ISD es promover la educación para la vida, formando ciudadanos a través de acciones integradas de enseñanza, investigación y extensión, además de contribuir para una transformación más justa y humana de la realidad social brasileña.

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